Estado de la Filosofía en Uruguay

Pablo Romero García

Filósofo

Uruguay

Entrevistado por Alejandro Segura Chávez

1. ¿Cómo considera la situación académica y laboral de la filosofía en Uruguay?

En Uruguay, la formación académica en Filosofía se realiza en dos espacios: en la Licenciatura en Filosofía de la Facultad de Humanidades (FHCE-UDELAR) y en el profesorado de Filosofía del Instituto de Profesores (IPA-ANEP), una división histórica que se corresponde con perspectivas volcadas por un lado más al campo de la investigación (la licenciatura) y por otro al de la docencia (el profesorado). La separación en 1935 de la Enseñanza Secundaria de la Universidad -resuelta en un contexto de crisis institucional del país, sin un debido debate e impulsando en buena medida un divorcio entre un perfil docente apuntando a las necesidades sociales y prácticas del contexto del alumnado de secundaria y otro perfil apuntando a la libre formación e investigación universitaria- terminó a la larga afectando a ambos niveles (secundaria y universidad) y es un problema fuertemente presente, de delicado costo intelectual y cultural, que ha generado un prolongado divorcio entre docencia e investigación, punto clave para comprender algunos de los actuales problemas que presenta la situación de la Filosofía en Uruguay. Entre los egresados del ámbito universitario, tenemos una muy escasa formación en términos comunicativos. No emerge en la carrera como una necesidad. Suele ser, curiosamente, una carrera silenciosa y es muy difícil encontrar licenciados participando en los debates públicos, generando espacios de debates en los medios públicos. Se encuentran básicamente el margen del ágora público. Por otra parte, los profesores “bajan” cotidianamente la Filosofía a “tierra” en sus aulas públicas, pero hay una escasa producción intelectual, no trascendiendo tampoco en el debate público. Y la salida laboral básicamente está restringida a poder dar clases en el ámbito de la educación media, donde la filosofía tiene una marcada presencia en el tramo final.

La formación académica en Filosofía en particular y el sistema educativo uruguayo en general,  necesita una reestructuración que contemple la posibilidad de inyectar de mayor “espíritu universitario” a la formación docente para secundaria y una Universidad que, a su vez, involucre marcadamente el “espíritu” de vínculo con el contexto social de su alumnado, abandonado su torremarfilismo.

En los últimos años comenzamos a tener filósofos que están rompiendo de a poco con estas lógicas y generando espacios de debates públicos, combinando lo mejor de ambas tradiciones (la universitaria y la del profesorado). Es una ventana que se ha abierto y que ha permitido que incluso haya un más habitual acceso a los medios masivos de comunicación, logrando llegar a una mayor cantidad de personas desde la reflexión filosófica.

2. ¿Cuáles son los principales teóricos en quienes apoyan su trabajo?

Los clásicos de la Filosofía siguen siendo referentes ineludibles, resultando la base del trabajo filosófico, particularmente en el ámbito del profesorado. Desde los griegos (Sócrates, Platón, Aristóteles) hasta Nietzsche, Marx, Sartre, Foucault, pasando por Descartes y Kant, los principales teóricos a los que se recurre se corresponden en buena medida con aquellos que mayor incidencia tienen en la historia de la Filosofía. En el campo universitario hay una mayor incidencia de autores del campo analítico y de la filosofía del lenguaje, siendo más habitual el trabajo relacionado con autores como Russell, Wittgenstein, Carnap, Rorty, etc. Por supuesto, esa una respuesta generalizadora, que no da cuenta de la diversidad de enfoques que conviven y de autores que se abordan.

3. ¿Quiénes fueron los pensadores uruguayos más importantes de su historia?

El principal filósofo uruguayo, nuestro griego, fue Carlos Vaz Ferreira. Un pensador clave, que además es el padre intelectual de nuestra facultad de Humanidades. Una vasta obra, que anticipó en buena medida líneas filosóficas que luego se desarrollarían notablemente en Europa, particularmente en el terreno de la Argumentación (fundamental allí su obra Lógica Viva) y de la teoría política (ahí tenemos su clásico Sobre los problemas sociales), amén del enorme peso intelectual que tuvo en materia educativa.

Luego, tenemos autores como José Enrique Rodó (que es el pensador uruguayo que más ha trascendido fuera de fronteras), Pedro Figari, Arturo Ardao, José Luis Rebellato, entre otros destacados.

4. ¿Qué escuela de pensamiento prevalece más en Uruguay?

A grandes rasgos, diría que a nivel universitario predomina la filosofía analítica, en tanto que la teoría crítica, el marxismo, es el enfoque que predomina en la formación del profesorado.

5. Siendo filósofo ¿Cómo considera la situación política en Uruguay?

Uruguay tiene una situación política muy estable. No hay una grieta marcada como en otros países de la región y reina un espíritu republicano que se ha ido convirtiendo en nuestro particular sello a nivel político. Hemos atravesado en los últimos 35 años, luego de la recuperación de la democracia, gobiernos de diferentes partidos y signos ideológicos, lográndose transiciones sin mayores problemas. Esto me parece fundamental, en tanto se genera una estabilidad institucional, un respeto por el cuidado de la democracia que es un elemento básico para poder avanzar como sociedad. Esto no implica, por supuesto, que no existan tensiones ni visiones polarizadas ni que se hayan resuelto los principales problemas que atravesamos como sociedad, pero diría que, en términos filosóficos, la uruguaya es una sociedad política con tendencia al centro, al justo medio aristotélico, a la perspectiva vazferreireana de conjugar libertad e igualdad, a un modo “muy a la uruguaya” de combinar liberalismo, republicanismo e igualitarismo, y que entiendo es nuestra principal virtud.